Aquí no regalan nada

En esta casa no tenemos dinero para separarnos unos de otros, más nos vale llevarnos bien y no hacernos ilusiones de independencia. Da igual, todos necesitamos el dinero de todos. Las deudas unen mucho a las personas. Y nosotros si que estamos muy, muy unidos. Mi madre siempre nos dice que tenemos más cosas de las que mucha gente no tiene. Y yo la verdad no veo que tengamos más que deudas enormes que heredarán los hijos de los hijos de nuestros hijos.

Yo no hago más que estresarme, y pensar en esas cosas horribles que te hacen un gran daño cerebral, que ya casi no me caben más los pensamientos, salvo en las horas que miro al techo y me entrego sin protestar a la merced de Morfeo. 

Extraño aquellos tiempos en los que era una niña de la infancia y de nada me enteraba; yo vivía feliz, yo vivía muy bien, yo vivía feliz en mi ignorancia. Habremos llegado tarde a la fila de distribución de los fondos monetarios y la vida nos castiga por impuntuales, poniéndonos en desventaja. Sé que el dinero vendrá estando hecho de algún lugar, que hasta he llegado a pensar que a lo mejor está «Made in China».

Inspirado en Manolito Gafotas.

Fragmento 17.07

Creo que simplemente se me fue esfumando su recuerdo, ya no me hace falta, no me quita el sueño; si viene o si va.

Hurgar en el corazón es una fatalidad

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Ahora que la vida ya no es tan insulsa. Pensé que nuestra realidad era todo lo que existía. Ahora sé que allá afuera hay más misterio, más magia.

Me rendí ante sus pies, y por un momento fui feliz. Pero era la felicidad de los tontos. Mi optimismo no fue más que una ilusión. Fui más feliz con aquellas mentiras, pero por alguna inexplicable razón que desafía el razonamiento; su locura irracional iba con mi genio artístico.

Cuando el infortunio despierta a una persona, lo que no nos mata a veces nos derriba.

Hurgar en el corazón de una mujer es una fatalidad, da pena porque había magia entre nosotros. Ya no podía permitir que me dominaran unos bonitos ojos y una sonrisa perfecta, aunque él me inspira más que eso. Incluso en estos tiempos, su sonrisa…

Fragmentos 5.0

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Hay años que hacen preguntas; y años que dan las respuestas. Pero, ¿por qué esa manía mía de querer encontrar explicación a todos los actos de mi vida?

Hasta este momento no me había hecho con claridad las preguntas que he tenido respecto a él, más bien me regía una especie de instinto, que obedecía a razonamientos muy profundos. Yo me sentía bastante tonta a su lado, de ninguna manera era ésa mi forma de ser.

Somos imposibles e inevitables, quizás es más lo segundo que lo primero la causa de todos mis miedos ¿Miedo de qué? Algo así como de jugarse todo el dinero del que se dispone en la vida a un solo número.

No me quedaba más sino esperar una feliz circunstancia, de esas que suelen presentarse una vez en cada millón. Nuestra oportunidad estaba en manos de una remotísima lotería, en la que había que ganar una vez. De modo que me eché gozosamente en brazos de esa posibilidad.

Sería demasiado portentoso pedirle al azar que nuestra realidad siguiera coincidiendo. Mientras tanto, y a pesar de ese razonamiento, me sentía tan nerviosa y emocionada ante esta posibilidad y me aferré a ella con desesperación. Muchas veces he confundido mis impulsos con urgencia, mientras quiero ordenar un poco el caos de mis sentimientos, me pregunto por qué la realidad ha de ser tan enreversada, con cada palabra suya sigo mi costumbre de analizar indefinidamente hechos y palabras.

Un tercio de fragmento

Decía  Galeano que cada promesa es una amenaza; cada pérdida, un encuentro. De los miedos nacen los corajes; y de las dudas, las certezas. Los sueños anuncian otra realidad posible y los delirios, otra razón. En los extravíos nos esperan hallazgos, porque es preciso perderse para volver a encontrarse. 

Pienso que contradecir este pensamiento es estafar nuestros impulsos naturales, esos que nos hacen sentir, que nos hacen lanzarnos al amor, a la vida o a la aventura; anteponemos el bienestar de los demás sobre el nuestro, queriendo respetar el cumplimiento de una promesa que hemos hecho a los demás. La misma promesa que nos une a alguien más, es aquella que nos aleja de las demás posibilidades, aunque en sí misma haya significado renunciarles en su momento. No buscamos encontrarnos con los riesgos, pero al encontrarlos nos corrompen.

Día tras día nos hacemos pedazos para mantener a los demás completos.

Querido:

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Estas letras, es muy importante y por favor no empieces a leerme hasta que tengas tiempo de prestarme atención. He aquí lo que afecta mis inquietudes, mis planes futuros y por consiguiente afecta a los tuyos también, dado que en mi futuro te quiero conmigo.

Todo esto es solo un fragmento, ahora solo quiero esbozar los recientes acontecimientos, mis ideas y sentimientos.

Como sabes, llevaba años luchando por encontrar esa seguridad emocional, que solo tú me das, por muchos motivos diferentes. He hecho como podrás notar a través de los años modestos avances por mantenerme fiel a una premisa.

Tengo la esperanza de poder crearme un trozo de tierra firme que pisar, en lugar de las arenas movedizas en las que siempre estuve. Y aquí, querido es donde tú intervienes. Para mí, tú y el amor son sinónimos. No quiero ser presuntuosa y esperar de ti lo que no puedas darme ahora y que te vengas aquí conmigo solo porque yo te lo pido.

Sé que suena fantasioso, pero si sumas todas las posibles ventajas, saldría una aventura muy picante, tendríamos muchas fantasías eróticas que cumplir.
Sé que te supondría dar un gran paso, pero tengo el deseo de que puedas poner en práctica algunas de las esperanzas incompletas que quizás no hayamos cumplido hasta el final.

No sé que más decirte para convencerte, que aquí estaré cuando estés listo, pero al menos necesito una señal de que nuestra relación pasará a cierto grado de compromiso, te quiero conmigo.

Con amor, número 33.

Los Papeles Secundarios

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Me debatía entre avanzar
para alimentar la curiosidad
o retroceder para no arruinar
la fantasía.

Me inventé un método
infalible; en el cual, quizás
en otro universo paralelo,
existiéramos en plural.

Desaté una marea de
acertijos sin prefijos, con
las ansías de que él los
descifrara.

Teníamos un manojo de
inocencia entre las
manos, merodeábamos
en busca de manosear a
nuestro antojo cualquier
despiste de mi vestido,
aquel que exigía ser levantado.

En otras realidades,
podríamos consumirnos
tal cual un incendio forestal.
Dejándole a la suerte esta
química infernal.

Estas malditas letras ya ni
se toman la molestia de abstenerse, irrumpiendo en
el control de mis impulsos.
Esos impulsos suicidas, que
aman la caída.

En esta breve realidad que tenemos, compartimos la
belleza de una buena conversación. Pero cuanto
lo siento, hemos llegado tarde
en este cuento y no te imaginas
cuanto detesto, los papeles
secundarios.

Me he desviado completamente
de lo importante de este fragmento, pero si tuvieras
un poquito más de tacto,
notarías que aunque nunca escriba el remitente, la musa
sigues siendo tú.

En la oscuridad

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En la oscuridad definíamos nuestra propia intimidad.  Nos hacía besarnos no solo las partes decentes, sino también las indecentes. Nuestros cuerpos se exploraban el uno con el otro.

Modelamos nuestras vidas en torno a esa relación narcótica, buscábamos algo más. Buscábamos lugares cada vez más extraños para hacer el amor. Saltábamos sobre los rieles de la lujuria. No se nos podía impedir desear lo que deseábamos.

Aquellas horas de entrega carnal le susurraba al oído mis más íntimos deseos, en ese momento solo nos pertenecían a ambos. Yo tenía una cierta resistencia instintiva contra su conformismo, me encantaba correrme a destiempo, aunque odiaba el agrío sabor de su esperma en mi boca. Y todas las noches que llevaba estudiándolo no hacían más que reafirmar mi temor, me estaba enamorando.

Y al llegar la idea del amor; de súbito, no era más que una confusa mezcla de dos mentalidades. Enredando ambas mentalidades a la vez intentando reconciliarlas. Es un perfecto amante hebreo, fiel. Otras veces erótico.

Él me otorga una agradable sensación de complicidad en la vida. Me alegra que ambos hayamos podido probar esa felicidad narcótica.

El amor de su vida

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Quizás el amor de mi vida está preso en una relación sin pasión ni confianza, contando los días a semejanza de un preso y descartando alegrías como si se trataran de pañuelos de papel para el resfrío más intenso.Tal vez todavía no se de una vuelta por mi casa, por mi trabajo, por mi barrio o cama, porque está encadenado a la costumbre, y el miedo a lo desconocido lo paraliza.
Puede que sus relaciones sexuales carezcan de los besos, las caricias y los jadeos que pudiera brindarle, junto con mi mirada café, que es un abismo insondable de amor, cuando estoy entregada al romance.

Quizás el amor de mi vida está soltero, probando mujeres como yo me pruebo sombreros frente al espejo, aunque nunca los termine comprando. Tal vez está indeciso entre la rubia y la morena, o quién sabe, tal vez todavía sea virgen y su timidez o fuerza de voluntad para mantenerse casto sea extrema.
Me pregunto sinceramente, si el amor de mi vida podrá calcular la fecha ideal, para llegar hasta mí, antes de que me muera o considere la idea de suicidarme…

-Patricia Medina

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